Quienes han pasado muchos años ejerciendo la profesión de ingenieros, suelen olvidarse que no están titulados y se hacen llamar y se presentan cómo ingenieros, claro está, apoyados en los grados adquiridos (MBA, Maestrías en negocios, etc.) o en su actual posición económica y social.
Los problemas empiezan cuando al reingresar al mundo académico para optar por el título de ingeniero, se presentan cómo lo hacen ante todo el mundo. Esto no se refiere a que vayan elegantes o con sus impecables autos, sino mas bien la actitud arrogante que muchos tienen de mirar a los demás cómo profesionales inferiores, es decir a sus compañeros de programa de actualización y a sus mismos profesores y asesores.
Los bachilleres no son vistos cómo ejecutivos, empresarios, ni siquiera doctores o magisters, en realidad son vistos y tratados cómo a cualquier estudiante de pregrado.
Dado esto, para el personal administrativo y docente, los bachilleres deben seguir reglas y hasta caprichos. No hay opción de ponerse exigente y menos altanero o soberbio.
El consejo: Deje sus cargos gerenciales, prestigio, posición económica y experiencia fuera de la universidad. Sea humilde, amable y cordial; muéstrese agradecido (y hasta sincero), colabore y tómese su tiempo para insistir, no estrese la voz, ni se exprese de manera inapropiada y que pueda ser considerada una falta de respeto, insolencia o atrevimiento. Repítase a sí mismo, “Yo no soy ingeniero, soy sólo bachiller…mi meta es sacar el título”
